La magia de los dos años. ¿Cómo sobrevivir a la etapa más temida?

Cuando sientes que ya pasaste la etapa más difícil de los dos primeros años de vida de tu bebé, de pronto la criatura hermosa que tanto has protegido y cuidado empieza a mostrar su personalidad, a expresar sus emociones de manera más intensa, sin importar el lugar, la hora del día, ni quién sea el espectador. Sí, estoy hablando de los temidos dos años.

Desde el punto de vista del desarrollo infantil, es una de las etapas más maravillosas, pues el niño está experimentando diferentes períodos críticos en su desarrollo:

  • Su lenguaje está tomando forma para expresar lo que quiere (y también lo que no).

  • Su sentido de la independencia cobra fuerza para demostrar que puede hacer cosas nuevas, descubrir y aprender de todo a su alrededor.

  • También es el momento donde la mayoría de los niños logran tener control de su cuerpo y dan muestras de querer dejar el pañal.

  • Y además, es la etapa del “Yo Puedo Solo”, “Es Mío”, y del “¡No!”

Claro está que para nosotros como padres es muy retador ser el árbitro emocional de nuestros niños cuando los vemos desbordarse emocionalmente en los momentos y lugares menos esperados. Generalmente, sentimos la presión de suprimir esas emociones negativas, disciplinarlos y “enseñarles la forma correcta de comportarse”. Porque mi niño “tiene que portarse bien”. ¿Correcto?

Imagínate un niño de dos años que no quiera ser independiente, que no quiera descubrir y aprender y que no muestre emociones.  ¿Te suena normal?

¡Por supuesto que no!

 
 

Entonces, ¿qué podemos hacer nosotros los padres para sobrellevar esta etapa? 

Para evitar reaccionar, perder la paciencia, gritar o peor: castigar o pegar, sigue estos pasos:

  1. Respira: Primero calma tu cuerpo.

  2. Suelta toda distracción: Sí, el celular también. 

  3. Conecta: Ponte a la altura de tu niño, míralo a los ojos. Ponte en sus zapatos e intenta entender cuáles son las causas. “¿Tendrá sueño?”, “¿Tendrá hambre?”.

  4. Describe: Sin gritos, describe lo que está pasando. Esto pone la atención en la situación y no en tu niño. Ejemplo: “Te molestó que el niño tomó tu juguete. Ya veo”. 

  5. Redirecciona y corrige: No me refiero a castigar. Me refiero a usar las palabras precisas para sugerir el comportamiento que quieres que tu hijo haga. Ejemplo: “Las manos son para abrazar o construir. No para golpear”.


 

Como mamá, sé que una de las cosas más retadoras de esos 5 pasos es no gritar, así que te comparto este video que hice hace tiempo con 5 tips que he aprendido para evitar los gritos.


Cada niño es diferente y las situaciones varían en intensidad.

También hay días en los que a nosotros los adultos nos cuesta más ser empáticos o comprensivos con nuestros niños. Criar es como meditar. Es una práctica que se cultiva poco a poco. No te desilusiones si no te funciona la primera vez que lo intentes. Cada vez que intentas conectar y gestionar las emociones de tus hijos es un punto a favor que fortalece la relación entre ustedes. Continúa intentándolo.