¿Quién no quiere que sus hijos sean genios?
Mozart era un genio de la música. Edison y Darwin fueron genios de la ciencia.
Y tú esperando que tu hija de muestras de genialidad para sentirte bien contigo misma y validar que estás haciendo un buen trabajo como mamá o papá.
Ahora te digo que ni Mozart, ni Edison, ni Darwin dieron señales de genialidad durante su infancia. Ni tampoco necesitas que tus pequeños den destellos de grandeza para saber que sí lo estás haciendo bien.
Hoy te voy a hablar de lo que sí llevó a estos tres personajes a cambiar el rumbo de la historia y fue su insaciable búsqueda por ser cada día mejor. Eso se conoce como la mentalidad de crecimiento. ¿En qué consiste la mentalidad de crecimiento? Sigue leyendo y te cuento.
Las personas con mentalidad de crecimiento movilizan sus recursos para salir adelante, para aprender y llegar más lejos. No significa que tienen todas las respuestas. Al contrario, reconocen que no las tienen, buscan ayuda, crean estrategias, ponen más esfuerzo en la práctica y miden el progreso. Crecen. Siempre crecen. Incluso en la adversidad, crecen.
En contraste, las personas con mentalidad fija encuentran razones para abandonar tan pronto enfrentan un contratiempo. Excusas al estilo del “no puedo, no tengo el talento, no me alcanza el tiempo, no tengo suficientes recursos, los demás saben más que yo, tienen más que yo, pueden más que yo, etc.” se apoderan de la mentalidad y causan que la persona abandone, aunque tenga el talento para triunfar.
Así como lo lees. El talento no garantiza el éxito. Es la mentalidad.
Claro, el talento ayuda. Pero, cuando hacemos énfasis en el talento innato y nos referimos a las personas como “muy inteligente, súper brillante, genios de nacimiento, etc.”, estamos -sin saberlo- impidiendo su crecimiento. ¿Por qué? Porque cuando esa persona genio, talentosa y brillante, innata se enfrenta con un contratiempo, no tendrá estrategias para superarlo. Su moral se desmorona y es más probable que se dé por vencido.
Ahora, ¿Cómo saber si estamos albergando una mentalidad fija o una mentalidad de crecimiento? Considera estas preguntas y responde honestamente:
¿Piensas que algunas personas están hechas para estar arriba y otras para estar abajo?
¿Estás de acuerdo con la idea de que algunas personas, tal vez tú, no son buenas para ciertas cosas, como las finanzas o la tecnología?
¿Crees que si fallas una vez y otra vez intentando hacer algo, como por ejemplo un emprendimiento o en la búsqueda de empleo, es porque eso no es lo tuyo, no es para ti?
Cuando ves a otras personas triunfar, ¿crees que ellos tienen algo que tú no tienes: más dinero, más tiempo, más inteligencia, más ayuda?
Si respondiste que sí a alguna de estas preguntas, no te abrumes. Todos tenemos algo de mentalidad fija. Lo importante es hacer consciencia de cuáles creencias afianzan la actitud fija y cuáles contribuyen con el crecimiento para que saques provecho de las positivas y dejes ir las negativas.
Ahora que estás consciente del tipo de creencia que inhibe el crecimiento, te invito a ser más intencional contigo y con tus hijos. Presta atención a tus creencias y evalúa si ayudan con el crecimiento.
En mis próximos artículos te enseño cómo ser más intencional al respecto y qué podemos hacer nosotros los padres para criar cultivando una mentalidad de crecimiento.
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